Cuando escribir era un juego entre desconocidos
(O cómo la literatura puede nacer del caos, la música y un foro perdido)
Hubo un tiempo en que Internet era otra cosa.
Un tiempo en que no había redes sociales, ni algoritmos, ni urgencia por conseguir likes o visibilidad. Lo que había eran foros. Pequeños rincones digitales donde personas de distintos lugares del mundo coincidían por una única razón: la pasión por algún tema.
En mi caso, uno de los pocos foros en que participé era uno dedicado al grupo de rock progresivo King Crimson. Allí llegamos varios —sin nombres reales, sin fotos, sin perfiles de autor— a conversar sobre discos, conciertos y rarezas. Y como ocurre en todo espacio en que participan personas —y también antes de que apareciera la figura del “hater”—, con el paso del tiempo, la conversación derivó hacia temas que poco tenían que ver con el motivo original. Aparecieron debates filosóficos, reflexiones personales, confidencias. Lo que comenzó como un simple club de admiradores pronto se transformó en algo más íntimo y también caótico. .
Hasta que surgió un juego. Un experimento… Un “cadáver exquisito”.
Inspirados por los surrealistas franceses, decidimos escribir un cuento entre todos: uno comenzaba, otro seguía sin saber qué venía después, y así, sin guion previo ni plan, dejamos que la historia avanzara. Una historia extraña, con momentos absurdos, brillantes o directamente caóticos, pero fascinante y con una unidad secreta que solo se da cuando se crea sin expectativas. Y así quedó, como una joya absurda olvidada en un cajón.
Mucho tiempo después, en tiempos de pandemia, volví a leerlo, junto con muchos de mis escritos de los últimos años. Y descubrí algo inesperado: que muchas de mis propias historias breves —escritas en otros momentos y por otras razones— compartían con aquel experimento un mismo pálpito. No por el estilo, sino por el espíritu. Lo cotidiano convertido en algo excepcional. Lo real, salpicado por lo fantástico.
De ahí nació la idea de recopilar una serie de relatos que, sin pretenderlo, dialogaban entre sí. Y con aquel cuento inicial como apertura, construí una pequeña antología que no busca respuestas, sino dejar a la cabeza girando en las preguntas.
📘 Un manuscrito carmesí y otros relatos reúne ese primer juego colectivo con una selección de cuentos breves propios que oscilan entre lo onírico, lo filosófico y lo emocional. Hay en ellos música, memoria, ironía y algo que no sé del todo nombrar… pero que he aprendido a reconocer cuando lo siento también como lector:
Esa huella leve que permanece.
🪶 Algunas preguntas para ti, lector/a:
¿Recuerdas algún “rincón digital” de esos que ya no existen, pero que te marcaron?
¿Has escrito alguna vez algo que se inició como “juego” y que terminó en algo serio?
¿Cuál es la historia más extraña que has leído y aún recuerdas?
Te leo. Y si quieres curiosear ese manuscrito (y sus secretos), está aquí:
📖 [Un manuscrito carmesí y otros relatos en Amazon]
Algunos lugares de esos que mencionas siguen existiendo. El otro día me topé con una entrada de «La mirada esmeralda» en un subforo de thriller de abretelibro y lo refloté. Ya dejaré más anotaciones cuando lo lea. 😊
Yo comparto experiencia! En mi caso no fue King Crimson (a los que adoro) sino Mike Oldfield (al que adoro como a una deidad). Eché muchas horas "hablando" de lo humano, lo divino y por supuesto, del tito Mike. Aún existe el sitio y la gente aún escribe... Increíble.